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domingo, 19 de mayo de 2013

UNO NO SE DEBE DE RENDIR JAMAS


UNO NO SE DEBE DE RENDIR JAMAS

Ruben Quispe Llanos, es un humilde vendedor de adornos en madera y en metal, ya cumplió los 50 años, es natural de Huancavelica, llego con 20 años de edad a la capital como muchos de sus paisanos, en busca de un futuro mejor, lo cual no le fue muy fácil, si bien es cierto y somos sinceros aquí en Lima no se le trata bien a personas que llegan de provincia, Quispe cuenta que aun recuerda como fue el primer día que llego a la capital, todo parecía que iba bien, yo me arriesgue a venir para la capital por unos avisos donde decía que tendríamos un trabajo seguro, nos dice Ruben, de que nos dieron el trabajo no los dieron, yo necesitaba trabajar en cualquier cosa, porque tenia que tener  dinero para pagar un lugar donde poder dormir, recuerdo que el primer trabajo que tuve fue el de lavar platos en un restaurante donde el trato de los dueños me marco y me hizo desconfiar de toda persona de Lima, nos comenta Ruben con una mirada hacia el pasado, pareciera que hubiéramos abierto una herida profunda con nuestra pregunta, nuestro entrevistado tuvo que soportar 4 largos años en ese trabajo luego de ser el encargado de lavar platos, también le encargaron ser la limpieza del local, con insultos, a veces no le pagaban, lo engañaban, le daban monedas falsas, fue un martirio.
Luego de pasar por este gran daño hacia mi, ya desconfiaba de toda persona, pero aun así tenia que buscar algo con que solventar los gastos que tenia, comida, donde dormir, ropa, lo básico que necesita una persona, me segundo trabajo lo encontré por un paisano que me reconoció, y trabaje de estibador en la parada, de lo cual no me avergüenzo, afirmo Ruben Quispe, ese trabajo me mantuvo con ganas de salir adelante como buen provinciano que soy, yo ya pensaba que con esto ya estaba yendo por buen camino para tener por lo menos algo estable, porque con  lo que había trabajado estaba  ahorrando para un negocio, pero todo se fue al agua, haciendo mi trabajo me atropello una camioneta, y por poco y ya no podría caminar, se para y camina, nosotros notamos que camina con dificultad, continuando Ruben nos cuenta que todo lo ahorrado lo utilizo en las curaciones que le dejaron el accidente, porque el chofer no se hizo responsable de nada y no se hizo justicia hasta el día de hoy, a pesar de todo lo sucedido nuestro entrevistado tuvo que salir  a trabajar pero esta vez ya no de estibador, tuvo que vender caramelos, para aunque sea tener algo que comer y así tuvo que salir a delante de poco en poco.
Con una mirada casi perdida, Ruben empieza a recordar sin decirnos nada, como si estuviera soñado despierto, luego de un pequeño momento nos empieza a decir, que no todo fue malo, porque durante todo este acontecimiento no muy grato, conoció a un señor dueño de unas tiendas donde se vendían adornos para casas, el que después se convertiría en su profesor, le enseño a hacer todos esos adornitos, el pacto en el que quedamos fue que el señor me enseñaría ha realizar estos adornitos y yo lo ayudaría en la tienda, y así fue poco a poco me fui enamorando de esto, de este trabajo el que hoy me da para comer.
Quispe, con la enseñanza de este gran señor pudo formar su propia tienda de adornos, y se volvió así jefe de si mismo, claro que empezando desde abajo como todos, empezó vendiendo sus adornos de forma ambulatoria, poniendo sus productos en un plástico así como se puede ver en la calles muy transitadas, luego fue creciendo y compro una carreta y así el negocio fue creciendo poco a poco hasta el día de hoy que ya tiene un local propio, a esto pudimos contra peguntar si se siente satisfecho con las ventas diarias de su local, a lo cual nos respondió que si, sus ventas van en escalera ósea subiendo, Ruben nos explico sin que le preguntemos lo que vende, y vende adornos en madera y en metal, las personas que mas le compran son las empresas para adornar su sala de espera, familiar, para adornar sus restaurantes, su sala de estar, cuenta también que una vez unos turistas llegaron a su local para comprar adornos y  llevarlos a su país, cuenta que esta anécdota fue muy graciosas porque hizo la venta por señas ya que no entendía nada de  lo que los turistas le decían(hubo risas parte mías y de Ruben).
Nos pusimos ha hablar sobre amor, nuestra pregunta causa lagrimas en Ruben, y nos comento, yo ya teniendo 50 años ya he madurado mucho y no me hace falta nada mas que el amor de mis hijos, yo me deje engañar por la belleza de una mujer, le confié todo, le di de todo, ella no movió ningún dedo para hacer que crezca el negocio ni el hogar, porque yo no se lo permitía, ella era todo para mi, me engañaba me decía que era la mujer mas feliz del mundo a mi lado, con ella tuve mis 3 hermosos hijos, a los cuales les debo todo y les debo la vida, luego de que su madre me engaño con otra persona y nos abandonara, me refugie en el trago ese fue el peor error de mi vida, casi todas las ganancias del negocio me los gastaba en trago, mis hijos me sacaron de ese problema, nose si fue cuando los veía llorar o mi instinto de padre que me decía que salga de este mundo, y así fue me quede con mis hijos de su madre no sabemos nada desde ya hace 20 años.
Durante todo este tiempo yo he sido padre y madre para mis hijos, con mi negocio lo estoy sacando adelante, mi dos mayores hijos siguen mis pasos y se están enamorando del arte, de mi trabajo, el ultimo también nos ayuda pero aun no termina el colegio, aun nose la carrera que quiera seguir no tiene una idea ya concreta nos dice Ruben.
Nuestro entrevistado termino esta ultimas palabras con una gran sonrisa, curiosos por esa sonrisa preguntamos el porque de ella, nos dijo que fue por una satisfacción de que pudo superar todos esos problemas y ahora se encuentra bien.
Preguntamos por sus nuevos proyectos y con una sonrisa de fortaleza y confianza, nos dijo que a mis hijos no les falte nada y que el negocio de la familia siga creciendo, yo estoy seguro de que en mi familia no habrá problema como  en otras familias porque los he educado bien.
La entrevista la terminamos con un gran estrechón de manos y un fuerte abrazo, Ruben nos despidió bendiciéndonos y que si vimos su vida como un ejemplo que lo imitáramos para progresar en nuestro país.

EDITOR; DENNIS NIETO LOYAGA

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