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domingo, 19 de mayo de 2013

ROCKERO DE PROFESIÓN 

Redactor: Ojeda Tarrillo Eduardo Franco
Gráfica: Loarte Espinoza Mayra Fiorella

Miguel Ángel Mesías Dávila, 38 años calendario, rockero de profesión. Fue en algún momento de su vida estudiante de la Universidad Nacional de Ingeniera.
Hace algunos meses le compre un par de polos y parches en uno de los locales ubicados en el Jirón Quilca. Hoy me lo cruzo en el Jirón Lampa, ofreciéndole posters a los transeúntes.
Antes de iniciar con nuestra plática me advierte "Nada de fotografías", además me pide que lo llame "Micha". "Así es como me conoce la gente", sentencia.
Natural de Lima, con descendencia huancaína. Inicia su relato contándome que es el mayor de tres hermanos, un hombre y una mujer. Pasó una niñez poco común, “Mi padres siempre me sobre protegieron  en especial luego de haber contraído dos graves enfermedades en mi infancia.  Cuando tenía apenas 6 años enfermé de pulmonía, pasé aproximadamente una semana entera metido en el hospital, paseando de consultorio en consultorio, siendo revisado por casi 6 doctores. La varicela me atacó cuando tenía 9 años, siempre odiaré el momento en que la contraje, es impotente no poder rascarte ante tanta comezón”.  
El trabajo de su padre no le permitía a la familia tener una solidez económica, “Mi padre era comerciante, trabajo durante muchos años en un camal. Mi madre se pasaba todo el día en casa cuidándonos”. Tuvo que mudarse en varias ocasiones debido a la falta de dinero "Nunca tuve una residencia fija, desde muy pequeño me tuve que acostumbrar a los constantes cambios, creo que eso marco mi estilo de vida”. Vivió en varios distritos de la capital, por este motivo tuvo que cambiar de colegio en más de una oportunidad. Sin embargo siempre tiene presente al colegio donde paso la mayor parte de su etapa secundaria. "Estudié durante tres años en la I.E P.N.P Túpac Amaru", puedo notar en sus ojos nostalgia al recodar su época colegial, volver en el tiempo y verse junto a sus amigos haciendo las palomillas que cualquier chico de esa edad realiza junto a sus "patas" del colegio. Hoy en día solamente tengo contactos con dos de mis compañeros, del resto sé muy poco y casi nada.
Vivió con sus padres hasta los 17 años. "Luego de acabar el colegio decidí marchame de la casa, ya no aguantaba la idea de vivir a costa de alguien más".
Trabajó en muchos lugares, desde mozo hasta electricista. Cuando tuvo un poco de dinero ahorrado decidió postular a la Universidad Nacional de Ingeniería, "Siempre me incliné por los números, odio las letras, es por eso que elegí la ingeniería". Como pudo se matriculó en una academia, tres meses de preparación le bastaron para ingresar a la universidad. "Nadie creyó en mi, en algún momento ni siquiera yo crecía poder lograrlo, hasta el día de hoy me pregunto ¿Cómo lo hice?". Solamente estudió tres ciclos en la universidad, luego de eso abandono los estudios.
“Tuve un profesor que se dedico a hacerme la vida imposible, su nombre era Ricardo Mendoza, hasta el día de hoy lo tengo grabado en mi memoria. Un día cansado de sus abusos decidí encararlo, por desgracia después de aquel momento nunca más pude ingresar a su clase, me hizo la cruz”.
"Jale dos cursos en la universidad, luego de eso me cuestioné a mí mismo, ¿En realidad es lo que quiero".
Llevamos aproximadamente 20 minutos conversando, es en este cuando comienza a hablarme de la música.
"Desde pequeño fue creciendo escuchando rock, las reuniones en mi casa siempre estuvieron plagadas de las mejores bandas ochenteras”. Tuvo su primera guitarra a los 22 años, fue un compañero del trabajo quien le enseño a tocar. "Por esa época trabaja en una fotocopiadora, mi "pata" Johan Reyes fue quien me enseño a tocar, era un capo con las cuerdas".
Dejo su empleo para dedicarse a la música. “Nunca me gustó la rutina”. Comenzó a frecuentar el Jirón Quilca. “Fue ahí donde realice mis primeros pininos en el pogo, sin embargo esto pudo costarme la vida”. La brutalidad esta acción casi lo deja postrado en una cama de por vida, tuvo que ser operado a los 24 años de la columna vertebral, ya que tenía una vértebra fuera de lugar a causa de un fuerte golpe recibido.
Esto no impidió que siga junto al rock “Tardé aproximadamente cuatro meses en recuperarme, luego de pasado este tiempo volví a lo mío”.
Conoció a un grupo de muchachos en un concierto suburbano, congeniaron perfectamente debía a sus gustos musicales. “Todos éramos fanáticos de Guns n Roses y Black Sabbath”. Comenzó a frecuentar a los jóvenes, ese mismo año durante el transcurso de noviembre quedó oficialmente conformada la banda “Paranoid”. “Tuvimos como influencia a Black Sabbath, precisamente el nombre de la banda se inspiro en uno de sus temas”. “Micha” comenzó a presentarse junto a su banda los fines de semana en Quilca, tocaban múltiples covers del amplio repertorio de la banda británica. Aprendió a tocar batería “La música era lo mejor para mí. Me mayor influencia para tocar la guitarra era Jimi Hendrix, una verdadero capo”    Sin embargo esta aventura fue efímera, la agrupación se disolvió luego de 7 meses. “Tuvimos algunos problemas en la interna, desgraciadamente no los supimos resolver, nos separamos”. Todo acabo de mala manera, todos conflictos con sus compañeros, llegaron a los golpes incluso. Me muestra una cicatriz que tiene en el brazo derecho. “Esto me lo hizo Tony Manrique, vocalista de Paranoid, con un pedazo de vidrio el día que la banda se separó”.
Miguel Ángel se frustró por su sucedido con la banda, vio como su sueño se iba hacia el abismo. “La depresión en mi interior fue tal que empecé a fumar marihuana, era consciente que me estaba dañando, sin embargo al consumirla todo se veía mejor a mi alrededor”. Tuvo serios problemas de adicción. Fue internado por sus hermanos en un centro de rehabilitación, a los dos meses logró escapar “Nunca pude curar mi vicio, puedo controlarme al momento de consumirla, se ha vuelto una sustancia indispensable para mi organismo”.
Han transcurrido ya 45 minutos desde que voy empecé a conversar con “Micha”. Su vida es realmente interesante. Me cuenta que tiene 3 tatuajes en el cuerpo. “Mi primer tatuaje me lo hice luego de abandonar mi casa, creo que tenía 19 años aproximadamente. Sin embargo el que más me gusta es uno de calavera rodeada de fuego que tengo el brazo izquierdo”.
Me cuenta también que tiene una colección de discos y videos de sus bandas favoritas. “Son posiblemente mi propiedad más preciada, me privé muchas de veces de un alimento por comprar algún disco en Quilca”. Pasando por los Guns n Roses, AC/DC, Kiss y llegando hasta Metallica; solamente por nombrar algunos.
Asistió a cientos de conciertos durante su vida en Quilca. Pero como el mismo de lo describe, nada se puede comparar con ver a tres de tus bandas favoritas tocando frente a ti para ti. Es tanta su emoción al contarme esta experiencia, por fin logro ver una sonrisa en su rostro. “Fui al concierto de Metallica, también estuve en el Estadio Nacional cuando tocaron Kiss y Ozzy Osbourne. Si bien en es cierto tuve que sacrificar algunas cosas, valió la pena hacerlo. Estoy seguro de que muchos hubiesen querido estar en mi lugar”.
En este momento me da curiosidad preguntar por su padres. Una serie de interrogantes rondan por mi cabeza ¿Qué pasó con ellos? ¿Aún siguen vivos? ¿Querrá Micha hablar sobre el tema? Su respuesta es negativa cuando toco el tema, trata de evadir mis preguntas, mirándome directamente me dice “De ese tema no te voy a hablar”. Durante un tiempo guarda silencio, parece que mis preguntas hirieron su susceptibilidad, se encuentra algo ido. Comienza a hablar en voz baja, no comprendo lo que me está diciendo. Su voz suena algo molesta mientras me dice: “Mi padre murió hace dos años, padecía de cáncer, no pudo soportar el tratamiento”. “Desde el día en que me fui de casa no mantuvo comunicación con él, únicamente con mi madre y hermanos. Vivimos con el resentimiento, jamás nos reconciliamos. Él no quiso entender mis decisiones, no pensábamos igual. Esto fue una factor influyente para abandonar mi hogar”. Su estado de ánimo  cambia fugazmente al hablarme de su madre “La visito cada vez que puedo, vive con la familia de mi hermana en Jesús María. Siempre me cuido y se preocupo por mi bienestar, incluso cuando me fui de la casa. Ahora que ya los años han pasado, trato a base de mi trabajo darle lo poco que puedo, retribuirle lo que ella en algún momento hizo por mi”.
El tiempo se va agotando. Ha transcurrido más de una hora, el sol se va ocultando. Quiero acabar esta historia pidiéndole a “Micha” una frase que la describa, tajantemente y con mucha convicción me dice: “Prefiero que la gente me odie por ser quien soy a que me ame por lo que no soy”, frase que inmortalizo el difunto vocalista de Nirvana, Kurt Cobain.
Me despido con un apretón de manos, posiblemente regresé en los próximos días a comprarle unos cuantos posters para ponerlos en mi habitación. Hasta entonces, adiós Micha.






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