“La Malachita”
Silva Cotrina Katia Lorena
Doña
María Julca Torres, es una mujer de 54 años de edad, natural del
departamento de Amazonas, de piel trigueña,
dueña de unos hermosos ojos marrones claro y un carisma inigualable, luchadora,
empeñosa y madre ejemplar.
María
viene de una familia muy humilde, tuvo un padre muy machista y una madre amorosa
y dedicada a sus seis hijos. Ella tuvo que trabajar de niña vendiendo caramelos
para poder ayudar a su madre, ya que el dinero no alcanza en su hogar.
Con
el brillo en los ojos nos cuenta que su infancia fue muy triste debido a que su
padre la golpea a su madre por cualquier cosa. Si bien perdonó a su padre, es
muy difícil para ella olvidar la frustrante imagen que tiene de él.
A los
once años debido a la decadente situación económica en su casa, su madre la envía
a Lima con una tía para que trabaje de ama casa, la dueña de casa la trato como a una hija, le enseño a cocinar y a hacer postres, algo que en la actualidad
le sale a la perfección.
Al
pasar el tiempo la familia tuvo que mudarse a provincia y María tuvo que regresar a la ciudad de Amazonas, en donde años después,
y gracias a una amiga conoce a Asunción,
un joven que trabaja en una empresa de carros,
de ayudante, quien quedó prendado de la belleza de María y no se imaginaria que
se quedaría con ella años después.
Estos
jóvenes comenzaron a salir a escondidas, hasta que un día , el padre de María ,
los encontró caminando de la mano , al ver esto, el padre reaccionó de una manera violenta , razón por
la cual tuvieron problemas .María fue prohibida de ver a este muchacho , pero
su amor era más fuerte ,por eso que decidió fugarse con él a la ciudad de Chiclayo,
en donde se casaría con Asunción por lo civil .
Llena
de esperanzas y afán de progreso llego a
la ciudad de Lima en donde reside cerca de sus años junto al amor de su vida ,
un Piurano de carácter fuerte con quien comparte 35 años de casados .Ella nos
cuenta que el secreto de su matrimonio se
basa en la confianza , una buena comunicación y mucho buen humor .
Doña
María nos cuenta que conoció a su esposo a los quinces años y que fue amor a
primera vista, desde ese entonces no se han separado nunca, a pesar de las adversidades
de la vida, su amor fue más fuerte que
cualquier cosa, a tal punto que tuvieron que enfrentar a sus familias
para estar juntos y posteriormente forjar un hogar .Siempre que pueden salen a pasear como recién
casados agarrados de la mano, como unos jóvenes enamorados, y esperan seguir así
hasta que dios lo separe .
María
y Asunción Rivas Tronco, su esposo, se conocieron cuando tenía 15 años y 17
respectivamente y por causas del destino,
fruto de este amor tuvieron dos hijos, quienes son el motor y motivo de sus
vidas.
Juan,
el hijo mayor, es un joven noble y sencillo, de carácter fuerte igual que el padre.
Lleno de sueños , metas y por vocación decidió
ingresar a la Marina Mercante a los 18
años de edad , desde ese entonces solo
puede ver a su madre una vez al año y puede comunicarse con ella solo una vez
al mes .Doña María nos cuenta que fue difícil
separarse de su hijo pero que ella siempre apoyara su trabajo.
Marina,
es su última hija, vive con sus padres aun .Se graduó en educación
primaria en la Universidad Cesar Vallejo
donde actualmente está luchando por obtener su maestría , es una hija ejemplo ,
sencilla y con muchas ganas de salir adelante , cuenta María orgullosa de los logros de su hija.
Viendo
la escasez de ventas de comida en su universidad, y la necesidad de muchos jóvenes,
le propuso a su madre formar un pequeño negocio en donde pueda distraerse y a
la vez ganar un dinero extra para sus gustitos.
Es
entonces que doña María impulsada por su hija empezó con un pequeño puesto
llamado “La malachita”, que es el nombre que solían decirle sus familiares en
su tierra natal. Con mucho esfuerzo, buena sazón, y ganas de progresar,
emprendió este negocio.
Así
Doña María comenzó primero con solo
veinte platos, tanto típicos de la selva como son el tacaño, juanes, también le
agrego a su carta, el arroz chaufa, arroz con pollo y lomo saltado, los cuales tuvieron muy buena
acogida por los jóvenes universitarios.
De
esa manera el negocio empezó a crecer, es por ello que la venta de comida
aumento de 20 platos a 150 por día, como eran demasiados platos, su hijo mayor,
le obsequio a María una combi azul para que pueda transportar cómodamente sus alimentos,
y para ello su esposo Asunción es el conductor.
El
negocio iba creciendo, y muchos ambulantes se sumaron rápidamente, es por tal
motivo que se formó una asociación a la cual se le puso el nombre de Mistura Vallejo,
en donde podremos encontrar desde unos anticuchos a bajo precio hasta comidas típicas de la
Selva y lo mejor de todo es que los precios son cómodos.
En
la Asociación Mistura Vallejo, Doña María, es la presidenta y es conocida como
una mujer solidaria, empeñosa y muy alegre. “Ella siempre nos ayuda a vender y
nos muestra una sonrisa”, así lo aseguran sus compañeras de trabajo.
Actualmente
vive en el Paradero Tres postes, lugar desde donde transporta su mercadería, y
del cual se levanta cada mañana siempre con una sonrisa lista para cocinar con
la sazón que la hace conocida.
A
doña María o Malachita como le dicen, los universitarios que consumen en su
puesto, la podemos ver de lunes a viernes en su puesto de trabajo, llena de alegría y
ofreciendo lo mejor de su tierra, junto a su inseparable esposo quien
juntos venden a las afueras de la universidad.
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